viernes, 19 de diciembre de 2014

Ahhhh,  la familia…

Una sociedad como la que ha hecho posible casi todos mis sueños dista de ser perfecta pero se acerca mucho más a lo que aspiraba que la utopía que me prometieron en el sitio en que nací. En el más acá la economía determina todo y no como en la islita desdichada donde la ideología va por delante del pragmatismo más elemental. Como la mayoría de los cubanos que logramos “saltarnos la insularidad” ,como dice una buena amiga, asumí desde entonces la dulce obligación de ayudar económicamente a los míos, con el orgullo tremendo de haber logrado mi milagrosa transición sin faltar a lo que siempre considere mi deber sagrado; me costó muchas horas de consagración a uno, dos y a veces tres trabajos con el convencimiento blindado de que cada hora, cada día, cada semana me acercaban tanto a lograr vivir de veras como a ayudar a los míos a que la vida fuera algo más que la lucha por la supervivencia. Fue lindo mientras duro.

Una transición de esta naturaleza requiere ante todo de una presencia de ánimo imbatible y una claridad total, cada paso tiene que ser fruto de una planificación exquisita, hay demasiado en juego y los errores pueden ser literalmente fatales pero el dinero es también indispensable.

Durante mucho tiempo me enorgullecí de lo que logre con el convencimiento absoluto de no haber cometido errores, gracias, entre otras cosas a la ayuda invaluable de mi amiga Gloria, quien cometió todos los errores imaginables y otros difíciles de concebir. Ella me tomo bajo su egida y me abrió los ojos ante un camino plagado de trampas, senderos sinuosos y bifurcaciones engañosas.


Logre dotar a mi familia de todo lo indispensable y también de lo que casi entraría en la categoría de lujo para las condiciones del mas allá, me prive incluso de muchas cosas con orgullo genuino; sentía que era un privilegio tener la ocasión de ayudarles,  no lo vi nunca como una limosna ni como una inversión, ni siquiera como un camino para la aceptación y menos para la redención, con esa misma medida de orgullo asumí que mi transición no merecería el punto final hasta el reencuentro con los míos, por eso asumí los gastos del cambio de identidad con Cuba con los dientes apretados pero con el convencimiento de que era para bien.

Inesperadamente perdí mi fuente principal de ingresos y sobrevino una cadena de infortunios derivados de esta pérdida que me pusieron al borde mismo del abismo; gracias a los amigos de veras y alguna que otra bendición aún más inesperada logre capear el temporal pero justo en medio de las miserias peores recibí una carta de mi madre en la que me exhortaba a arrepentirme ante Dios de lo que había hecho con mi vida porque hasta tanto tal cosa no sucediera “no me iba a ir bien”, lograr poner en blanco y negro lo que sentí entonces me es imposible, baste decir que la decepción me devolvió a las depresiones sin nombre y de otra época que ya creía conjuradas para siempre, le respondí en tono muy firme que no iba ni a pedir perdón ni a arrepentirme de haber tenido el coraje de luchar para lograr mi felicidad más íntima.

Pasaron unos meses sin comunicación alguna, entonces recibí por correo ordinario un sobre enorme con cartas de mi madre, mi padre y mi hermana, las cartas más devastadoras que jamás habría podido imaginar, en las que me decian, entre otras cosas que si les enviaba dinero lo iban a quemar delante de quien lo llevara. ¿Hay que decir más? Y todo en nombre de la infaliblemente divisiva religión.

Tengo aquí la familia que he sabido ganarme con mis actitudes, mi generosidad y mi talento, esa es, a fin de cuentas, la verdadera familia, la otra decidió que yo no tenía lugar en sus vidas. ¡Que su Dios les bendiga la decisión!

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Ahhhh, family ...

A society like the one where I live and where I have made most of my dreams a tangible reality is far from perfect but much closer to my aspirations than the utopia promised to me in the place where I was born. Economy determines everything  here and not like in the miserable little island where ideology is ahead of the most elementary forms of pragmatism. Like most Cubans we would much rather "skip insularity" than stay there, as a good friend said. Ever since I left I assumed the sweet obligation to financially assist my family, with the tremendous pride of having achieved my miraculous transition without failing to fulfill what I always considered my sacred duty; it cost me many hours of dedication to one, two and sometimes three jobs with armored conviction that every hour, every day, every week approached me to my goal of  living my real life while helping my family to make sure that for them life was more than a daily struggle for survival. It was nice while it lasted.

A transition of this nature requires above all an unbeatable presence of mind and total clarity, every step has to be the result of exquisite planning, there is too much at stake and mistakes can be literally fatal but money is also indispensable.

For a long time I was proud of what I had achieved with the absolute conviction of not having made any mistakes, thanks among other things to the invaluable help of my friend Gloria, who made every conceivable mistake and other difficult to even fathom. She took me under her wing and opened my eyes to a road littered with traps, winding paths and misleading bifurcations.


I provided my family in Cuba with everything they needed and even with what can almost fall into the luxury category for the conditions of the miserable island. I even deprived myself of many things with genuine pride; I felt it was a privilege to have the opportunity to help, I never saw it as charity or as an investment, nor even as a way for acceptance and even less for redemption, with that degree of pride I assumed that my transition would only reach its end when I got together  with my family in Cuba, so I assumed the costs of the change of identity with Cuba* through gritted teeth but with the conviction that it was for a good reason.

Unexpectedly I lost my main source of income and there was a string of misfortunes arising from this loss that put me on the very brink of the abyss; thanks to true friends and some other more unexpected blessings, right in the middle of my worst miseries I received a letter from my mother in which she exhorted me to repent before God for what I had done with my life because until such a thing happened "Nothing would ever go well" for me, Putting  in black and white what I felt then is impossible, suffice to say that the disappointment brought me back to the nameless depression of old that I thought I had conjured for good, I answered with my very firmest tone that I was neither to apologize nor to regret having had the courage to fight to achieve my most intimate happiness.

A few months went by without any communication, then I received by mail a huge envelope with the most devastating letters that I could have ever imagined, they were from my mother, my father and my sister in Cuba; they told me, among other things, that if I sent them money ever again they were going to burn it in front of whoever brought it to them. Should I say more? All in the name of the always inevitably divisive religion.

I have in Canada the family that I have earned with my attitudes, my generosity, and my talent, that is, after all, the true family, the other decided that I had no place in their lives. May their God bless their decision!


*The Cuban government forces anyone born in Cuba to go back exclusively on a Cuban passport, regardless of any other nationality you have acquired, this is done in violation of Article 30 of the Cuban Constitution which says that any Cuban who acquires another nationality automatically loses their own, however, if you were born in Cuba you have to pay for the most expensive –and useless- passport in the world in order to visit the country where you were born, it’s a money-making scheme from the Cuban authorities, just like the thousands of dollars I had to pay for them to amend my Birth Certificate. 


jueves, 18 de diciembre de 2014

Un encuentro cercano con Mariela Castro


Mariela Castro Espin, directora del CENESEX

Como parte de mi transición era imperativo lograr una Certificación de Nacimiento cubana actualizada con mi nuevo nombre y genero para hacerme del pasaporte cubano correspondiente pues mi sueño era poner fin a tantos cambios y estreses en un encuentro con mi familia en Cuba, algo que finalmente nunca iba a ser posible por razones diferentes a las que yo esperaba; entonces no podía prever el futuro y dirigí mis esfuerzos a lograrlo con la consagración que suelo emprender todo lo que me propongo.
Me dirigí al Consulado de Cuba en Toronto, que era entonces el mas cercano a donde vivia, donde, claro está, nadie sabía que responderme, me dijeron que hablara con una persona en el Consulado de Cuba en Montreal, donde tampoco sabían nada; me dirigí entonces al Centro Nacional de Educación Sexual donde me indicaron que contactara a la jurídica a través del correo electrónico; empezó así un intercambio de meses en el que parecía que yo escribía en alguna lengua muerta y que la jurídica de marras hacia lo que podía por responderme a partir de lo que ella fingía entender, luego de largos meses en este jueguito macabro me respondió un nuevo jurídico, un tal Manuel Vásquez Seijido, quien, claro está, no sabía quién era yo ni que quería ni de que se trataba mi correspondencia. Respire profundo y le explique con todo lujo de detalles infinitesimales todo lo que había hecho y lo que estaba buscando. Se repitió la saga de la incomprensión fingida que solo fue interrumpida cuando los compañeros del aparato le pidieron cuentas de tal intercambio pues yo puse parte del intercambio en mi blog, el hombre entro en pánico y me pidió cuentas, le envié la dirección electrónica de mi blog y a partir de ahí parecía que no me escribía a mi sino a los “compañeros”, teniendo el cuidado de enviar copia al carbón de todos y cada uno de sus correos a Mariela Castro.
Me di cuenta de que estaba perdiendo el tiempo y empecé a escribirle directamente a ella, que no se digno a responder ninguno de mis correos.
Contacte entonces a la cueva de ladrones conocida como Consultoría Jurídica Internacional; me respondieron enseguida con un muy formal: “Nuestra institución tiene experiencia con los cambios de sexo” (sic) como si se tratara de una clínica especializada y a partir de ahí me trazaron la hoja de ruta y de gastos para lograr una actualización en regla de mi Certificación de Nacimiento.
Para empezar tenía que dirigirme al consulado para hacer un poder que costaba 900 dolares para que mi abogada me pudiera representar en Cuba a lo que siguió toda una batalla burocrática kafkiana que me costo miles de dólares; cada documento tenía que ser traducido por cierta organización y luego tenia que legalizarlos con un notario público canadiense, entonces tenía que llevarlos al consulado para una segunda “legalización” pagada, por supuesto, y separada también, del documento original y de la traducción, “legalización” esta que aun no era suficiente pues luego había que volver a pagar para “legalizar” cada documento y su traducción por separado con el MINREX en Cuba; hay que decir que todo esto resulto en incontables viajes al consulado que me quedaba a 100 km con la consiguiente pérdida de horas de trabajo. No recuerdo bien por que, uno de los documentos tenia que ser traducido en el Consulado de Cuba en Montreal y yo envie el documento y la traducción hecha por mi, la que pasaron a otro papel y me la cobraron, palabra por palabra. Yo tuve el cuidado de añadir un pedazo de cartulina en el sobre para proteger el documento pero a vuelta de correo regreso todo arrugado y sin cartulina, asi les salia mas barato.
Cuando la consultoría estuvo al fin satisfecha con toda la documentación, entonces hicieron una vista oral, todo un juicio, tan ridículo y mendaz como ficticio en un tribunal del Municipio Playa, en el que los testigos tuvieron que declarar falsedades supinas para que el tribunal se pronunciara a favor de los cambios. Allí hubo que afirmar falsamente que yo, desde la más temprana infancia había exhibido comportamientos afeminados y que desde siempre había tenido una inclinación erótica hacia los hombres, pues según mi abogada era la única manera de convencer al tribunal de la necesidad de los cambios en mis documentos.
Al final la abogada me dio la “gran” noticia de que el tribunal se había pronunciado a favor del cambio de género y, para mi sorpresa, que “ahora vamos a empezar el proceso del cambio de nombre”, imagínense mi indignación, luego de tanto dinero gastado y de tantos sinsabores, le dije a la abogada que pusiera todos los papeles en la basura y que yo iba a notificar a la prensa canadiense sobre todo el asunto, además de ponerlo en mi blog, que tenía miles de seguidores en todo el mundo. Mágicamente todo se “resolvió” de la noche a la mañana luego de una "consulta" con no-se-quien de la FMC. Como los miles de dólares no cubrían siquiera el envío de mi certificación de nacimiento enmendada una amiga la fue a recoger a la consultoría y me la envió con una persona que venia de Cuba.
En el verano del 2014, cuando ya yo vivía en Ottawa, me avisaron que Mariela Castro Espin iba a dar una conferencia en la Embajada de Cuba y que la entrada era libre.
La infanta estaba muy acatarrada e hizo un gran esfuerzo para dictar una muy deslucida conferencia en la que ofreció una panorámica histórica sobre las sexualidades diferentes en el contexto de la conquista de América por España y luego se enfocó más en Cuba, convenientemente omitiendo las UMAP.
El enfoque de la conferencia fue más bien triunfalista y terminó haciendo referencia a los cambios al Código de Familia cuya propuesta ella presentaría a la Asamblea Nacional, cambios, que, como todos sabemos, resultaron en otra cortina de humo y otra falsedad.
Al terminar la conferencia Mariela le dio la palabra al público, yo levante la mano de primera y le pregunte si estaba previsto hacer el proceso de cambio de identidad menos costoso y traumático para quienes vivíamos en el exterior, pues quienes nacimos en Cuba teníamos que hacerlo con un pasaporte cubano, independientemente de cualquier otra nacionalidad adquirida, lo que violaba expresamente la constitución vigente en Cuba que establece que la adopción de otra nacionalidad anula automáticamente la propia. Le mencione el costo astronómicamente injustificado de mis tramites. Para mi sorpresa me dijo con sorpresa paralela que alguien menos avisado hubiese interpretado como genuina que “Ay, mira, en eso no habíamos pensado…” y me extendió su tarjeta pidiéndome que le enviara un correo con la propuesta; se me erizo la nuca, y no pude ni quise aguantarme: “Mariela Castro Espín, eres una mentirosa y una descara’, muchos correos te envié sobre esto, correos que tu convenientemente ignoraste!! Se puso pálida e intento balbucear algo que no le salió. Se formo un barullo y apareció un tipo con una cámara a hacerme una foto, para la que pose con mi mejor sonrisa y un par de segurosos con intenciones ciertas de sacarme de alli por la fuerza; en el sitio estaba la flor y nata de comunidad LGBTQ de Ottawa, que lo impidieron con la amenaza de que allí terminaría todo si me expulsaban. Las cosas parecieron retomar su cauce, Mariela evitaba mirarme y yo puse mi mejor cara de yo-si-fui con una sonrisa sardónica.


Una persona del público (una amiga a quien yo había aleccionado de antemano) le explico que en Canadá el sistema universal de salud había reinstaurado la cobertura de las cirugías de confirmación de genero a partir del 2008 luego de un impasse de una década y que la comunidad transgénero seguía luchando por una cobertura más amplia que incluyera la depilación, los implantes de senos y las cirugías de feminización facial, luego le pregunto cuáles de estos procederes estaban cubiertos en Cuba, ella, sin inmutarse le respondió que “TODOS”.
Aquello ya fue demasiado, estalle con un: “¡Ay Mariela! Si no conociera y estuviera en contacto con tantas personas transexuales en Cuba no podría rebatirla pero para el público presente que baste esta fotografía de la primera diputada transexual a la Asamblea Nacional de Cuba, una foto vale más que mil palabras ¿o no?” Y mostré la foto de Adela, con su apariencia lastimosa.

Adela, la primera transexual diputada en Cuba
Por supuesto que allí termino la “conferencia”, el personal de la embajada me miraba con una mezcla de estupor y de miedo ajeno, conscientes de que ellos no eran libres de expresar nada, el publico me aplaudió, y la infanta desapareció con pena y sin glorias.
Cualquier cubano sabe cuáles son las consecuencias de lo que hice, no me importo, y saboree cada segundo de aquel momento con una rabia y con una satisfacción inefables.
Unos meses después acompañe a una amiga canadiense a la Embajada de Cuba en Ottawa, con la certeza de lo que sucedería, mi amiga me decía que no, que lo que yo le decía no podía suceder, que no…que…entonces llegamos a la puerta donde un seguroso me dijo que “Ud. no es permitido entrar aquí’ (sic), “permitida”, le aclare, a lo que añadí un muy sarcástico: “Se le esta olvidando el español compañero?” que me gano que me fusilaran con la mirada.
Mi familia decidió que ganarse el boleto al paraíso era más importante que nuestra filiación, y hasta ahí llegaron los sueños de reunificación, para ellos lo que hice con mi vida “no es natural” y mi vida será un desastre hasta que me arrepienta ante el altísimo de ser quien soy.
Resulto asi que perdi miles de dolares y a mi familia. NO tengo razon alguna para volver a Cuba a buscar nada.

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El costo del cambio de identidad con Cuba


A solicitud de muchas personas retomo el blog donde lo deje, o sea, en el momento en que me decidí a contactar directamente a la Consultoría Jurídica internacional de Cuba.

Para mí no dejaba de ser importante ver hasta qué punto el CENESEX realmente era capaz o estaba en disposición de ayudar a los/as 'diferentes', luego de largos meses de tiempo perdido en intercambios de correos para averiguar que tendría que hacer para lograr el cambio de identidad, meses en que lo que hicieron fue darme largas y retrasar todo lo que hubiese podido adelantar de otra manera porque tanto la jurídica anterior como el de ahora no parecían tener la menor idea de qué hacer ni que información darme lo que sorprendería sobremanera a cualquiera pues no se entiende  el papel de un asesor legal allí si ni siquiera puede ayudar en algo aparentemente tan vinculado a la razón de ser de tal sitio. Contacte a la subdirectora del centro, Mayra Rodríguez Lauzurrique, quien años atrás fue mi psicóloga, sin respuesta alguna. Mis correos a Mariela Castro también fueron ignorados. Del CENESEX no tuve ayuda alguna.

El proceso con la Consultoría Jurídica Internacional fue un muy largo e injustificadamente costoso calvario. Los que en el mas allá viven y detentan el poder parecen creer que quienes vivimos en el mas aca mas acá lo hacemos en la opulencia material.


Mi primera sorpresa fue cuando me dirigí al Consulado de Cuba en Toronto y me dijeron que “legalizar” cada documento me costaría 176.00 Cdn y que la traducción por separado de cada uno también tendría que legalizarla a un costo adicional de 176.00 Cdn la que además tendría que estar notarizada. La traducción/notarización de CADA documento me costaría alrededor de 120.00 Cdn.

La  carta ya notarizada de mi cirujano también tuvo que ser “legalizada” al igual que la traducción por separado pero como mi cirujano radica en la provincia de Quebec tuve que dirigirme al Consulado de Cuba en Montreal pues el de Toronto no tenia jurisdiccion alli; me cobraron 40.00 Cdn por la traducción de la “dichosa” carta, traducción que hice yo y que les envié para facilitar la rapidez del trámite y garantizar una traducción exacta y profesional, me cobraron sin pestañear y sin cambiarle una coma a mi traduccion.

El costo del trámite por correo con el Consulado de Montreal fue de otros 40.00 Cdn. Hay que decir que, entre una cosa y otra, la carta de mi cirujano tuvo que ser primero autentificada por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Canadá, tramite con el que me ayudo una amiga, pues el departamento que se ocupa de tales menesteres se halla en Ottawa, este, sin embargo, no me costó un centavo. Al consulado de Montreal le tuve que enviar un sobre auto-endorsado para que me enviaran los documentos de vuelta; incluso incluí una pieza de cartulina para evitar que se dañaran en el correo, practica muy común aquí, solo para hallar que a vuelta de correo la tal pieza de cartulina no fue incluida y tuve que recurrir al viejo expediente de planchar los documentos para quitarles las arrugas. De esta manera el trámite de UN SOLO PAPEL con el Consulado de Cuba en Montreal me costó 447.00 dólares (!!)

Lo mejor de todo fue que luego cada documento pagado, notarizado y legalizado tendría que volver a ser legalizado en Cuba con el Ministerio de Relaciones exteriores con el consiguiente gasto adicional de 120 CUC cada uno pues aparentemente la “legalización” de los tales en el mas acá no los hacia aun legales.

También tuve que enviar a mis abogados un poder que me costó 900.00 Cdn y 850.00 CUC o pesos convertibles con un valor de aproximadamente un euro cada uno para pagar el costo del  proceso con la Consultoría Jurídica Internacional.

Añadir a lo anterior los viajes al Consulado de Toronto a unos 100 km de distancia de donde vivía entonces con el consiguiente tiempo de trabajo e ingresos perdidos ademas de la gasolina y el parqueo.

El costo total estuvo en el orden de los miles de dólares, sin embargo, justo cuando crei cercano el final del proceso, mi abogada en Cuba me menciono “costos adicionales” por el proceso del cambio de nombre pues el tribunal se habia pronunciado sobre el cambio de sexo pero no sobre el cambio de nombre, le respondí que pusiera mi expediente en la basura porque justo en ese momento estaba desempleada y no estaba ni en condiciones ni en disposición de gastar un centavo más. No sé qué sucedió pero los tales costos adicionales no se volvieron a mencionar y meses después, finalmente recibí mi flamante Certificación de Nacimiento enmendada. 

Para regresar a mi propio país ahora tengo que pagar el pasaporte más caro del mundo el que cuesta un total de 655.00 por 6 años además de pagar una Tarjeta de Registro en el consulado/embajada que cuesta otros 16.00 para la que se necesitan dos fotografías a un costo adicional. Hay que decir que la constitucion vigente establece que los ciudadanos cubanos que adquieren otra ciudadania automaticamente pierden la propia, lo que en la practica no sucede y quienes nacimos en Cuba tenemos que hacerlo con un pasaporte cubano independientemente de que tengamos otra ciudadania.

Los tramites de cambio de identidad en Canadá (con pasaporte incluido) me costaron menos de 300.00 dólares canadienses, el país donde NO nací y me acogió sin pedirme cuentas sobre filiaciones o lealtades políticas ni creencias religiosas, el país que pago por mi cirugía de reasignación de sexo sin que tuviera que ir yo a congas en La Rampa ni pedir a gritos la libertad de espias presos en otro país; Canadá me dio la ciudadanía y un pasaporte  que goza de prestigio universal  a un precio más que razonable además. Un país más que imperfecto donde los funcionarios públicos tienen como razón de ser dar la cara y servir, un país menos atrasado en cuestiones de discriminación que el país donde nací, un país enorme y con un prestigio mundial casi inigualado por cualquier otro país con una población tan pequeña, un país que he aprendido a querer tanto como corresponde querer el país donde nací, país que de mí se burló y lucro con alevosía y premeditación.

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The cost of identity change in Cuba


At the request of many people I am going back to where I left off, that is, when I decided to contact the International Legal Aid Office of Cuba  directly.

For me it was still important to see how far the National Center of Sex Education (CENESEX)  really could or was willing to go to help those of us labeled as ' different ', after many months of time lost in email exchanges with their legal advisors to try to find out what could be done to achieve the  identity change, months in which what they did was slow down everything that could have otherwise been done, both the previous legal advisor as the new one seemed to have no idea what to do or what information to provide which surprised me greatly because it is impossible to understand the role of legal counsel in a place like that when they cannot even help you with something so seemingly linked to the rationale of such a place. I also contacted the deputy director of the center, Mayra Rodríguez Lauzurrique , who had been my psychologist years ago , without any response. My emails to Mariela Castro were also ignored. The CENESEX didn't help me at all.

The process with the International Legal Aid Office was a long and unjustifiably expensive ordeal. Those in power in Cuba seem to believe that those of us abroad live in material opulence.


 My first surprise was when I went to the Consulate of Cuba in Toronto and was told that I had to "legalize" each document separately which would cost me 176.00 Cdn each and that the cost of “legalizing” the same document once translated into Spanish would have an additional cost of 176.00 Cdn each. Add that such document also had to be notarized. The translation / notarization of EACH document would cost me around 120.00 Cdn.

The already notarized letter from my surgeon also had to be "legalized" as well as the translation but as my surgeon is in the province of Quebec the Cuban Consulate in Toronto had no jurisdiction and I had to contact the Consulate of Cuba in Montreal where I also got charged 40.00 Cdn. by the translation of such letter, I translated the letter myself to try and facilitate a rapid processing and ensure an accurate and professional translation; they charged me 40.00 Cdn unflinchingly and without changing a comma.

The cost of processing paperwork sent by mail with the Consulate of Montreal was another 40.00 Cdn. Note that, in-between, the letter from my surgeon had to be first authenticated by the Ministry of Foreign Affairs of Canada, for which I had to get a friend involved, as the department in charge of such duties is in Ottawa; 600 km from where I lived at the time, by the way, the authentication did not cost me a penny. I had to send a prepaid self-endorsed envelope for the Montreal Consulate to send me the documents back; I even included a piece of cardboard to prevent the documents from being damaged in the mail, which is a common practice here, only to find that this piece of cardboard was not included when I got the papers back and had to resort to ironing the documents to remove the wrinkles. Thus the processing of A SINGLE document with the Consulate of Cuba in Montreal cost me $ 447.00 Cdn (!!)

Best of all was that after each document had been legalized, notarized and translated they would have to be legalized AGAIN in Cuba with the Ministry of Foreign Affairs with the resulting additional cost of 120 CUC each (A CUC or Convertible Peso has the value of approximately an Euro) because apparently the "legalization" of such documents here didn't make them yet legal.

I also had to send my lawyer a Power of Attorney that cost me 900.00 Cdn. and an extra 850.00 CUC to pay for the cost of  processing with the International Legal Aid Office.

Add the trips to the Cuban Consulate in Toronto, 100 km away from Waterloo, where I then lived, with the consequent loss of work time and revenue.

The total cost was in the order of the thousands of dollars, however, just when I thought the end of the process was near, my lawyer in Cuba mentioned "additional costs" for the name change process because the court had ruled on the gender change marker in my Birth Certificate but not about the name change. I was enraged and told my lawyer to put my file in the trash because just then I was unemployed and was neither able nor willing to spend a penny more. I do not know what happened but such “additional costs” never came up again and months later, I finally received my new and amended Birth Certificate.

To return to my own country now I have to pay for the most expensive passport in the world with a total cost of 655.00 Cdn. for 6 years plus the cost of a Registration Card at the consulate / embassy that costs another 16.00 Cdn as well as two photographs at an additional cost. Note that the current Cuban constitution states that Cuban citizens who acquire another citizenship automatically lose their own, which in practice does not happen and those who were born in Cuba have to go back to Cuba with a Cuban passport regardless of any other citizenship they may have acquired.

The procedures to change my identity papers in Canada (with passport included) cost me less than 300.00 Cdn, the country where I was NOT born and which welcomed me without asking for affiliations, political loyalties or religious beliefs, the country that paid for my sex reassignment surgery,  without my having to go to congas or rallies in downtown Havana to demand the freedom of spies jailed abroad. Canada gave me a citizenship and a passport that enjoy universal prestige at a more than reasonable price. A country more than imperfect where public officials exist to serve, a country with less discrimination issues that the country where I was born, a huge country with a worldwide reputation almost unequaled by any other country with a population so small, a country I've learned to love with similar love I have for the country where I was born. My own country, however, ended up mocking me with perfidy and premeditation.