viernes, 27 de junio de 2008

Clinica de Identidad de Genero de Toronto


Centro para las Adicciones y Salud Mental. Toronto
Les cuento de la consulta en la clínica de identidad de género adjunta al Centro Para las Adicciones y Salud Mental de Toronto (CAMH, sigla en ingles) el jueves 19. La vida me ha enseñado que las cosas importantes requieren de la mejor preparación y del mejor nivel de detalle. El día anterior a la consulta me lo tomé libre del trabajo para prepararme cuidadosamente en todo sentido; por ejemplo, aunque no iba a mostrar mis piernas me las afeité cuidadosamente, solo para sentirme bien conmigo misma, como dice mi amiga Gloria, si vas a actuar un papel, tienes que lucir (y sentir) como tal en todo. Escogí también con cuidado la ropa que me iba a poner, hice dos o tres pruebas de maquillaje, pues el objetivo era presentarme del modo más discreto posible y lograr parecer una mujer promedio. Me decidí por un pantalón de color crema, sandalias bajas, para lo que me pinte las unas de los pies de un carmelita oscuro que aquí esta de moda. Y me puse un tope negro con una blusa blanca, esta vez me puse una peluca corta, de un castaño claro casi rubio. Aretes cortos y plateados, una cadena plateada, un reloj plateado y me lleve una cartera negra con las piezas de metal plateadas también, las sandalias también tenían piezas y detalles plateados. Me maquille bien los ojos, cuando el maquillaje de los ojos es perfecto se puede exagerar un poquito pero logré justo lo que quería y las sombras bien claras. Las uñas de las manos no me las pinté, solo me puse un brillo que las hace parecer como si estuvieran recubiertas por un cristal, las manos realzadas por dos sortijas plateadas también. El día anterior ensayé poner debajo del maquillaje una crema que cuando se seca también reseca la piel, minimizando durante horas el brillo de mi odiosa piel grasa. En fin, me levanté a las 5am después de aproximadamente una hora de sueño apurado, pues no podía dormir. La muchacha que recién estuvo en Cuba me acompañó, la recogí en los bajos de su edificio a las 7:30am y nos fuimos a Toronto. El día fue como se lo pedí a Dios, nublado y algo lluvioso, nada de sol y menos de calor. El viaje fue sin contratiempos y llegamos a la clínica a las 10am, lo que nos ayudó mucho porque la máquina de pagar el parqueo se negó a aceptar mi tarjeta de crédito y mi amiga tuvo que ir a una cafetería a cambiar por menudo. Yo tenía que registrarme en la recepción a las 10:45am.

Ahora bien, mentiría si te dijera que no estaba nerviosa, allí estaba yo, vestida de mujer, en el centro de una de las ciudades mas grandes del mundo, a plena luz del día. Con miedo de levantar la vista, con miedo de cruzar la vista con otras personas pero…para mi sorpresa, no hubo segundas miradas, al menos no del tipo que te revelan que te miran con desaprobación o con desagrado manifiesto, no, nada de eso. Hay que decir que aquí esta fuera de lugar mirar con insistencia a nadie, y menos a una mujer, aquí no hay piropos ni chiflidos, pues te acusan de acoso sexual en un santiamén, cuando los hombres o las mujeres miran a alguien lo hacen cuidándose de poner una expresión neutra y te miran solo una fracción de segundo. Enseguida me di cuenta de que no habían miradas “diferentes” y que, quienes me miraban solo buscaban ver la cara de aquella mujer inusualmente alta y nada más. No podría describirte la sensación de alivio, de liberación, el nivel de éxtasis y de confianza inmediatas y, con la cabeza bien alta nos fuimos a la clínica luego de lograr pagar el parqueo.

No se si les había contado que la sicóloga principal de la clínica es también transexual, ella se mostró genuinamente complacida de mi apariencia, la que celebró al instante, entonces fue que supe que la primera foto que yo les di, -y la única, pues al principio ellos piden una foto de una vestida de mujer- era una foto hecha a base del estereotipo femenino de la mujer de pelo largo, cargada de maquillaje, con un vestido, en fin, lo que aquí tiende a interpretarse como algo demasiado ‘provocativo’ por no decir imagen de prostituta, me di cuenta de que aquella foto mía era la causa principal de las reticencias de la clínica para tomarme en serio, pues como ellos tienen tan poco de que agarrarse, pues se agarran de cualquier cosa y en esa foto ellos veían mas a un travestista fetichista (Un hombre que se excita sexualmente vistiéndose de mujer) que una transexual, los travestistas fetichistas son hombres heterosexuales que crean en si mismos mujeres excitantes o el estereotipo de prostituta con el objetivo de lograr satisfacción sexual mirándose frente a un espejo vestidos de ese modo.

Yo no había ido a la clínica vestida de mujer, sobre todo porque aun no me había hecho nada de depilación y esconder los folículos o la sombra de la barba es poco menos que imposible aunque te pongas una capa de maquillaje bien espesa, la que, a su vez, desmiente la imagen que quieres dar porque ninguna mujer se pone una capa de maquillaje tan espesa en pleno día. Ahora, con maquillaje mínimo, logro ocultar el poco vello facial que me queda, lo que ayuda a dar la medida de veracidad que necesitaba. En la clínica te toman mucho mas en serio si vas de mujer y la sicóloga me hizo una foto para ‘actualizar’ mi historia clínica. Me dijo que con esa foto ella podría llevar mi historia a la próxima discusión de casos para ver si logra que me recomienden para las hormonas, aunque me dio la vía, que es bien sencilla, y la que pondré en práctica en los próximos días. Es bien sencillo, Gloria me dacha hormonas para un mes y luego de tomarlas me iré a ver a mi medico de familia, el mismo que me las negó, todo lo que tengo que hacer es presentarme como mismo lo hice en la clínica y decirle que llevo un mes tomando hormonas y que, como tengo miedo dañar mi salud, necesito que monitoree los niveles de hormonas en mi sangre. El medico no puede negarse a prestar ayuda cuando se trata de la salud, pues si no lo hace le puede costar bien caro, y si antes se negaba a recetar y monitorear las hormonas por el riesgo que entrañan, entonces no podrá negarse a prestar el servicio por el riesgo en que queda porque a partir de entonces seria responsable de mi salud, también tendrá que recetar las hormonas pues yo le diré que las compre por Internet y que me preocupa la fuente porque por Internet nunca sabes que es lo que estas comprando, lo que es otro riesgo que el medico no podrá pasar por alto. Además, una vez que las recete no me costaran nada porque el seguro de mi trabajo me cubre los medicamentos por receta.

La sicóloga me dio también una carta que explica que soy paciente de la clínica y que como parte de lo que ellos llaman ‘Prueba de la vida real’ requiero presentarme como mujer a tiempo completo en público. En realidad no creo que la necesite, aquí no pueden tomar ningún tipo de represalia contra alguien por las ropas que lleva, sean las que sean, porque tal cosa seria discriminatoria y aquí cualquier forma de discriminación es un tema bien delicado con el que nadie quiere enredarse. La dichosa carta no se la dan a todo el mundo tampoco, lo que me da una idea del éxito de la consulta.

Yo hubiese querido aprovechar aquella sensación única de libertad recién hallada e irme a caminar por el cercano y siempre fascinante barrio chino pero tenia que trabajar y no tenia mucho tiempo, otro día será…

En estos días empiezo la electrólisis de agujas, la más temida, por lo dolorosa, pero es la única efectiva contra los pelos canosos, de los que tengo unos cuantos en la cara, así voy combinando el láser y la electrolisis para resultados mas rápidos. Yo creo que antes del fin de ano ya no me quede un solo vello en la cara. Para lo de las agujas hay que dejar que el vello crezca unos días porque la inclinación natural del vello le dirá al operador en que dirección esta la raíz, entonces insertan una aguja increíblemente fina, por la que hacen circular corriente cuando esta insertada para destruir la raíz, dicen que es dolorosísima pero, por suerte, no son tantos mis vellos canosos. La electróloga que voy a ver tiene 30 anos de experiencia y hace esto con un microscopio. Ella fue la electróloga de Gloria, quien habla maravillas de ella. Hay que tener cuidado con quien uno se hace el tratamiento porque una persona sin experiencia te puede dejar cicatrices, a fin de cuentas, por mucho microscopio que utilicen, el procedimiento es a ciegas, pues el electrólogo no puede ver la raíz y solo puede juzgar la profundidad basándose en su experiencia, después del corrientazo tiran del pelo con una pinza y si no sale le dan otros con mas potencia hasta que salga sin esfuerzo. El procedimiento cuesta 60.00 la hora y aun no se cuantos vellos pueden tratar en ese tiempo. Veremos que sucede.

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